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¿QUE ES PARA MI SER PSICÓLOGO?


Mi primer día de Universidad, llegué a un aula enorme con cientos de personas, casi ni miré por si alguien se daba cuenta de mi existencia. Conseguí un sitio cerca de la puerta por si tenía que salir corriendo, eso rebajaba mi ansiedad. Una vez sentada allí sola, sin conocer a nadie, llegó una mujer de esta



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Se subió al altillo donde estaba su mesa, nos saludó y seguidamente sacó un puntero de su maletín y puso una trasparencia, en la cual aparecía una explicación de lo más completa y complicada de una célula y de sus funciones dentro de nuestro Sistema Nervioso Central. Sí, era una ¡¡¡¡clase de biología!!!!. Pero yo venía de letras y no me enteraba de nada, no sabía lo que esa mujer tan profesional pero distante estaba diciendo, no entendía absolutamente nada por más que corriera para coger apuntes era imposible, porque ni me daba tiempo y tampoco entendía lo que se nos quería trasmitir. Y yo pensaba ¿pero dónde me he metido? ¿a ver si me he equivocado de clase? ¿Cómo va a ser esto Psicología?...... pues sí lo era. Estuve a punto de irme corriendo de clase siempre suspendía ciencias, matemáticas y pensaba: yo no soy capaz de estudiar esto, a mí las ciencias no se me dan bien…y un continuo de pensamientos que para nada me ayudaban a sentirme bien, mi ansiedad aumentaba y cada vez estaba peor en clase.



Pero a pesar de esto no me fui. Ahora y con visión retrospectiva, me hace sentirme orgullosa de haberme quedado, ya que supe afrontar no sin dificultades ese malestar. Que no duró solo un día, puesto que tenía por delante un arduo camino, con alguna que otra espina, pero que con esfuerzo y aprendiendo a afrontar aquello que se me ponía en el camino, pude finalmente conseguir mi objetivo. Que en aquel momento era terminar mi carrera.



Mi equivocación inicial, fue concebir erróneamente la Psicología. Ya que, yo pensaba que era como una “especie de filosofía”, unos pensamientos abstractos que no tienen un respaldo científico, empírico. Aquella primera clase fue la primera de unas tantas que tuve a los largo de la Universidad. Y que tengo que decir, que cuando ya estaba en 4º y 5º de carrera me cogía las asignaturas de biología que podía escoger como optativas. Con todo esto quiero decir, que la Psicología es una ciencia empírica, demostrable, replicable y como tal debemos y tenemos que entenderla. La cientificidad, nos permite estar seguros de lo que estamos haciendo.



Otra conclusión que quiero resaltar, es que ante una situación en la que nos podemos encontrar multitud de aspectos que nos pueden resultar aversivos, y que eso lo interpretemos como algo negativo, tenemos la opción de escoger lo que hacemos. Considero que cuando pensamos que somos nosotros los que escogemos lo que hacemos, tenemos la sensación de control de nuestro comportamiento eso nos permite pararnos antes de actuar y de sentirnos libres y no presos de una situación. Si pensamos que es la situación o las circunstancias vitales la que nos lleva a actuar o la que determina lo que va ocurrir o nuestro comportamiento, el control se lo estamos dando a la situación y no a nosotros, pudiendo en ocasiones generar situaciones de indefensión. Pero claro esto es una opinión personal.


Pero la pregunta reflexiva con la que inicio mi blog es:


¿Qué es para mí ser psicólogo?


Cuando trabajas con personas que tienen necesidades, problemas, conflictos internos hay una línea que considero no se debe sobrepasar. Y es la del endiosamiento del terapeuta. Está claro que hay personas a las que esto les gusta, me refiero a los propios profesionales, que quizás deberían revisar el porqué y el para qué de ésta actitud. Y que además se deberían plantear lo adecuado, beneficioso, terapéutico y profesional de éste papel en su relación terapéutica.


Las personas que acuden a un terapeuta o psicólogo buscan algo/alguien que le diga lo que tiene que hacer (volviendo a poner fuera de ellos/as la solución en lugar de en sí mismos/as). Esto además es una manera de hacer lo que otro me dice, así, y si no sale responsabilizo al otro.


Pero para mí ser psicólogo/a no es ser el/la solucionador/a de problemas. Sino ser una persona formada en una profesión que en éste caso es el ámbito de la Psicología pero que además está en constante formación con el fin de orientar al otro a desanudar sus conflictos, a no esconderse, a tomar decisiones y responsabilizarse de las mismas, a gestionar adecuadamente sus sentimientos, a no utilizar actitudes que no le favorecen… pero para esto la persona ha de estar dispuesta a darse cuenta, a tomar conciencia, a querer dirigir su actuación hacia esto que desea. Y así, juntos se generará una relación que favorece el cambio.


Un psicólogo poco hace si el otro miembro de la relación terapéutica no está dispuesto a actuar en el teatro de su vida. Vivimos en una sociedad del bienestar que se vende y se exige, estar bien. Pero: ¿Qué es estar bien? Y por otro lado me pregunto ¿por qué la gente está tan triste? ¿Por qué las personas recurren las drogas, el consumismo, al tener, el viajar cuanto más lejos mejor…. y siguen sin ser felices? ¿Quizás se busca fuera lo que no se sabe buscar dentro?.


Ser psicólogo es también generar hipótesis que a lo largo del encuentro terapéutico vayan dando lugar a explicaciones que confirmen o descarten éstas formulaciones y el porqué de lo que le ocurre. Por lo que, y a modo de conclusión para mí ser psicologo/a es algo más que ponerse una bata blanca (yo no soy médico), es algo más que ponerse uno enfrente del otro/a separados a nivel simbólico por una mesa generalmente de madera donde la cercanía yo no la percibo. Ser psicólogo/a es mostrarse en una relación de “igualdad” entendiendo igualdad como la posición en la que me sitúo con respecto al otro y desde donde ambos iniciaremos el camino terapéutico.


Ser psicólogo/a para mí es moverse en términos éticos, profesionales, responsables y respetuosos. Ser psicólogo/a no es presentarse como un liberador o sanador. Sino como un/a profesional que dirigirá con su formación y conocimientos pertenecientes a su disciplina a otra persona que necesita ser orientada y apoyada en momentos determinados de su vida. Es dar, proporcionar, dotar de recursos, habilidades así como potenciar aquellos recursos que la persona tiene dentro de sí, que le pertenece y que le son inherentes.


Todo aquello que le sea útil para desprenderse de lo que lleva en su mochila y que le pesa demasiado.




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